lunes, 11 de julio de 2011

EN DEFENSA DE LA HOJA DE COCA

El columnista troyano, Senador Nacional del Estado Plurinacional de Bolivia Eduardo Maldonado Iporre, se manifestó desde su blog personal en defensa de la Hoja de Coca.
Transcribimos más a continuación sus expresiones sobre este tema fundamental para la comprensión del pleno derecho de los pueblos.




El Estado Plurinacional de Bolivia ha decidido denunciar la Convención sobre Estupefacientes de 1961 y con esto, hace expresa su voluntad de cuestionar un tratado internacional en el que se condena a la hoja de coca y su masticación.
Como Asambleísta del Estado Plurinacional de Bolivia, considero a conciencia hacer conocer mi opinión al respecto:
 
PRIMERO.- La ciencia y la historia se han encargado sobradamente en demostrar que la Convención sobre estupefacientes de 1961 estaba equivocada. Ni la hoja de coca es droga y tampoco fue posible prohibir su consumo tradicional en un plazo de 25 años en los pueblos andinoamericanos.
No es droga, porque muchos estudios de la misma Organización Mundial de la Salud y prestigiosos científicos han demostrado que una cosa es la coca con todas sus propiedades nutritivas y, otra es la cocaína, alcaloide este último que se utiliza en el mundo del hampa como instrumento de enajenación humana y que les reditúa altas ganancias.
No fue posible su erradicación en el consumo tradicional porque, en pleno siglo XXI, la humanidad es testigo que su consumo no sólo en la sociedad boliviana es cada vez más difundido, ya sea a través de la práctica tradicional del acullico y/o pijcheo (masticado del bolo de coca), o en infusión como mate de las hojas.
SEGUNDO.- Con la aprobación en el seno de las Naciones Unidas de la Declaración Universal de los Pueblos Indígenas y la aprobación con voto ciudadano del pueblo boliviano, del nuevo texto de su Constitución Política del Estado, se avanza en la revalorización de la hoja de coca y el acullico o pijcheo.
Textualmente nuestra nueva Constitución Política del Estado indica: Artículo 384° “El Estado protege a la coca originaria y ancestral, como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la biodiversidad de Bolivia, y como factor de cohesión social; en su estado natural no es estupefaciente. La revalorización, producción, comercialización e industrialización se regirá mediante ley.”
TERCERO.- Tradicionalmente la hoja de como producto de cualidades especiales y singulares, históricamente ha cumplido una doble función, por una parte como articulador de identidad cultural y por otra parte, como subvención de la fuerza de trabajo.
La hoja de coca se constituye en articulador de identidad cultural porque genera empatías sociales al compartirla y por ende códigos culturales comunes; y es un poderoso factor de subvención de la fuerza de trabajo, porque es bien sabido que el acullico y/o pijcheo ha ayudado a soportar las pesadas faenas de trabajo y las duras jornadas de lucha del pueblo boliviano.
CUARTO.- Al denunciar la Convención de 1961, el pueblo boliviano ha sido consecuente con el respeto a su Constitución Política del Estado y la revalorización de la hoja de coca, sin que esto deba suponerse como una sustracción de los compromisos que como Estado y Sociedad se han asumido ante la comunidad internacional en la lucha contra el narcotráfico.
La Constitución Política del Estado señala en su Disposición Transitoria Novena “Los tratados internacionales anteriores a la Constitución y que no la contradigan se mantendrán en el ordenamiento jurídico interno, con rango de ley. En el plazo de cuatro años desde la elección del nuevo Órgano Ejecutivo, éste denunciará y, en su caso, renegociará los tratados internacionales que sean contrarios a la Constitución.”
Precisamente, esto es lo que ha sucedido.
QUINTO.- ¿Qué vaya a pasar de ahora en adelante?. Es mi deseo que la comunidad de naciones de UNASUR y el ALBA acompañen esta iniciativa, se abra el debate académico y científico sobre el tema y que la comunidad política internacional entienda que por encima de la hipocresía de la burocracia internacional están los derechos de los pueblos.
Debe quedar en claro que en Bolivia la lucha contra el flagelo de las drogas continuará, pero este es un tema sobre el que nos referiremos en otra oportunidad